lunes, 14 de noviembre de 2011

Tiempo de Setas

La llegada de las lluvias otoñales en alternancia con días soleados trae consigo la proliferación en bosques y montes de multitud de hongos y setas, que al amparo de la vegetación que los hospeda, aguardan cumplir su destino como alimento de la fauna ó como ingrediente básico de algún guiso o ensalada.

Nos encontramos pues en plena época de recolección, y por ello repasaremos las pautas a seguir en el momento de la localización, identificación y recogida de ejemplares.

La especie más común que podemos encontrar por estas tierras es el boletus edulis, conocido como seta de calabaza, y cuyas características se describen a continuación:


Sombrerillo convexo, cónico, ligeramente rugoso en los bordes, de piel agrietada a veces, de superficie húmeda o grasienta, matiz amarillento parduzco, leonado o grisáceo. Existe una variedad de sombrero blanquecino.
Himeneo amarillento de tubos largos, macizos, porosos y matiz blanco amarillento que al crecer se vuelve verdoso.
Pedicelo grueso, vigoroso, macizo, ligeramente atenuado en su mitad superior, recubierto por una fina reticulación de matiz ceniciento.



Posee carne blanca rojiza, compacta, tierna, de sabor y olor agradable.

Cortado en láminas puede desecarse en clima apropiado y conservarse así de manera fácil y adecuada. Común en los montes de mediana altura o bajos, poblados de encinas o resinosas (jaras), en tierras siliceo-arcillosas y exposiciones más bien soleadas, desde mediados de verano hasta bien entrado el otoño.

Se trata de uno de los hongos más buscados y tiene la propiedad de no variar de color al ser cortado.

Han sido encontrados ejemplares enormes de hasta 2 y 3 Kg.

Para la recolección, deben seguirse una serie de normas cuya observación reportan grandes beneficios tanto al medio como a la fauna y por supuesto a nuestra salud.

Debemos recolectar las setas completas, usando una navaja con mucho cuidado y nunca con rastrillos, pues al remover el suelo, podemos dañar el micelio, lo que dificultará la aparición de nuevos ejemplares en el futuro.

Para el transporte usaremos una cesta de mimbre, jamás una bolsa de plástico, pues en ella se estropean enseguida a causa de su rápida fermentación.

Debemos colocar el sombrero con las láminas hacia abajo para evitar que se manchen, tratando de llevar las setas limpias a casa sin lavarlas mucho pues pierden su aroma.

No deje las setas mucho tiempo en el frigorífico. Son productos perecederos y se deben consumir de inmediato para apreciar al máximo todas sus propiedades culinarias.

Las setas muy maduras son indigestas, por tanto convene dejarlas en el monte para que diseminen sus esporas y sirvan de cobijo o de alimento a los animales.

Hay una serie de creencias que deben ser olvidadas por carecer de auténtico fundamento:

- Es falso que todas las setas que salen en el mismo lugar son comestibles.

- Se supone que las setas que comen los animales son comestibles, pero ello es falso, sabemos que nuestro organismo no reacciona igual ante los mismos agentes tóxicos.

- Se cree que las setas que cambian de color al ser cortadas son venenosas, pero lo cierto es que algunas setas mortales no cambian de color y otras comestibles sí lo hacen.

- No es cierto que sólo las setas venenosas oscurezcan los objetos de plata, ajos, cebollas, etc.

- Su conservación en en salmuera o vinagre no hace que pierdan su toxicidad.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Las Jeras

 por  Eva Calvo Alonso


De las faenas del año:

Las tareas del año eran muy variadas y cada una se debía hacer en una época diferente, estando todo el año ocupado:

- En la primavera: Se sembraba el huerto, (legumbres, hortalizas…).
- En el verano: Se segaba el trigo, la cebada…
- En el otoño: Se vendimiaba y se recogían los frutos del huerto.
- En el invierno: Se hacías la matanza y se masaba.


De la labranza:

La tierra se empezaba a arar a últimos de febrero o principios de marzo, para ello se utilizaba un “arao” de madera tirado por parejas de burros, mulos, vacas, bueyes, caballos… dependiendo de la riqueza del dueño respectivamente.

A la tierra había que darle cuatro vueltas arando:

1º. Relvaba.
2º. Mimar.
3º. Sembrar.
4º. Aricar. (También llamado mullir en el caso de las patatas).

Antes de sembrar se abonaba la tierra con abonos naturales como el grano o el “istiércol”, para ello se utilizaban ginchas y un carro. Primero se hacían montones de “istiercol” desde el carro y después se esparcía con la gincha.

Los principales cultivos eran el trigo, la cebada, el centeno, la algarroba, las legumbres…

Las tareas las de labranza las llevaban a cabo tanto los hombres como las mujeres, sin embargo las tareas de casa sólo las llevaban acabo las mujeres. En las tareas de labranza los hombres eran los que araban y las mujeres por ejemplo eran las que recogían lo arado.


De la cosecha:

La cosecha se recogía en verano y se ataba con atadera de paja que era paja de centeno mojada y trenzada entre sí por las mujeres. Cuando se acababa se metía en sacos y la llevaban hasta el lugar para guardarla en burros o carros.
Foto:   Franz Bürk

La trilla era pasar con el trillo por encima del trigo para triturarlo. Se llevaba acabo en julio y agosto. Se llevaban haces en carros, se esparcirán por la era y se pasaba con el trillo por encima. Para trillar se necesitaba un trillo, una tornadera (para dar vuelta a la paja) y una pala, después se limpiaba.

Para limpiarlo se hacia un montón denominando parvón (montón en donde el grano no a sido separado de la paja) y con un viendo (herramienta de 5 ó 6 picos) se separaba la paja del grano (“peje”), para ello se utilizaban los vientos denominados de “arriba” si venían del norte y de “abajo” si venían del sur, siendo mejor los aires de arriba. Por último se llevaba a casa en carros y con un “alcer” se metía en estos.

viernes, 28 de enero de 2011

Canciones del Trillo

Hacer las "jeras" cantando era una forma de aliviar la dureza del trabajo, lo que al mismo tiempo contribuía a refrescar en la memoria esa parte crucial de la cultura que constituye el cancionero popular.

Esta es una muestra de aquellas canciones que cantaban nuestros abuelos con el único acompañamiento de instrumentos como el trillo, el arado, la hoz, la azada, etc.





JOTAS VARIAS

Que te tumbo niña, que te tumbo
que te tumbo niña que te tumbaré
  no me tumbes niño, no me tumbes
no me tumbes que yo me echaré

- - -

Vivan los canteros madre
vivan los de Pontevedra
que hicieron subir el agua
de Vigo para Redondela.

Aprieta María, aprieta José
aprieta el zapato
que se sale el pié.



LA SERENA DE LA NOCHE

La serena de la noche
La clara de la mañana
El Emperador de Roma
Tiene una hija bastarda
Que la quiere meter monja
Y ella quiere ser casada.

La piden Duques y Condes
Caballeros de gran fama
Y ella, como era bonita
A todos los despreciaba.

Unos que si eran muy viejos,
Otros que no tienen barba,
Y otros que no tienen pulso
Para manejar las armas.

Los que pulso no tenían,
El color se les mudaba,
Un día de gran calor
Se ha asomado a una ventana
Y ha visto a tres segadores
Segando trigo y cebada.

Se enamoró de uno de ellos
Aquel que en su medio estaba
La hoz era del buen oro
La empuñadura de plata
La cinta de su sombrero
Legua y media relumbraba.

¡Oiga!, ¡Oiga, segador!
que mi señora os llama.
No conozco a esa señora
Ni tampoco a quién me llama,

Yo me llamo Bernardina,
Y mi señora Doña Ana.

¿Que me quiere tu señora
que tan deprisa me llama?

Lo que os quiere segador
Es que vengais a su casa.



LA DIVINA LELEGRINA

Camino de Santiago,
con grande halago,
mi Peregrina
la encontré yo;
y al mirar su belleza,
con gran presteza
mi Peregrina
se hizo al amor.

Fue tanta la alegría
que el alma mía
la compañía
de su amor dio,
que en la oscura breña
de la montaña,
mi Peregrina
se me perdió.

Y mi pecho afligido,
preso y herido,
por estos montes
suspiros dio:
y a los prados y flores
de sus amores
de esta manera
les pregunto.

¿Quien vio a una Morenita,
Peregrinita
que el alma irrita
con su desdén?
por ver si mis desvelos,
hayan consuelos,
todas sus señas
daré también.

Iba la Peregrina
con su esclavina,
con su cartera
y su bordón;
lleva zapato blanco,
media de seda,
sombrero fino
que es un primor.

Tiene rubio el cabello,
tan largo y bello,
que el alma en ello
se me enredo:
y en su fina quedeja,
de oro madeja,
a su amor, el mío
se aprisionó.

En su frente espaciosa,
fresca y hermosa,
donde Cupido
guerra formó;
allí fue vencido,
preso y herido
mi amor y el suyo
se coronó.

Sus ojos y pestañas
son dos montañas,
donde dos negros
hacen mansión;
y en arcos de Cupido
los atrevidos,
ambos disparan
flechas de amor.

Su nariz afilada
no fue sonada,
que aunque mirada
fama cobró;
es un cañón de plata
que a todos mata,
sin que ninguno
sienta el dolor.

Su boca es tan pequeña
y tan risueña,
cual naturaleza
pudo formar,
que al decir punto en boca,
mas me provoca,
por no agraviarla
quise callar.

Su barba es el archivo
donde yo vivo
preso, rendido
y muerto de amor;
el que a ser viene
gozo perenne,
supulcro alegre
y dulce prisión.

En su hermosa garganta,
la mejor planta
que en los jardines
sembró el amor,
que la blanca azucena,
aunque con pena,
de su hermosura
se avergonzó.

Lo que toca el pañuelo,
no me desvelo
para pintarla
lo que no vi;
que aunque su enamorado,
muero abrasado,
y a su sagrado
no me atreví.

Para pintar su talle
bueno es que calle
pues mi pintura
será un borrón;
yo quisiera de Apeles
tener pinceles
para pintarla
con perfección.
Perdone su hermosura,
sí en la pintura
grosero ha estado
mi fino amor;
por haberla ofendido,
a sus pies rendido,
a mi Peregrina
pido perdón.



PASODOBLE LA ISABEL

En Madrid hay una niña
que la llaman Isabel
que no la daban sus padres
ni por ningún interés
ni por dinero que cuenten
tres contadores al mes.

Una noche la jugaron
a la flor del treinta y tres
le ha tocado a un rico mozo
rico mozo aragonés.

Para sacarla de casa
mató a sus hermanos tres
y a sus padres prisioneros
prisioneros los dejó.

En el medio del camino
ya lloraba la Isabel
¿por qué lloras, vida mía?
¿por qué lloras Isabel?
Si lloras por tus hermanos
que muerte le dí a los tres
No lloro por mis hermanos
ni por ningún interés
dame tu puñal dorado
luego te lo volveré.

Tú me pediste el puñal
no me dices para qué

para cortar una pera
que vengo muerta de sed.
Él se lo ha dado al derecho
ella lo cogió al revés
le ha cortado la cabeza
y se la ha puso a los pies

tú mataste a mis hermanos
yo a ti también te maté
y a mis padres prisioneros
que luego los sacaré.


José Francisco Falcón ha sacado del  "sobrao" de sus recuerdos ... bueno, mejor nos lo explica él:

"Cuando yo era joven, hace unos doscientos años, intenté recopilar algunas canciones antiguas del pueblo, había dos mujeres que sabian muchas, mi abuela Evarista y Juana la de Quico, el problema claro, es que ho había grabadoras y con oirlas un par de veces era imposible recordarlas después, me acuerdo un poco de una que a fuerza de repetirla, se quedó alguna estrofa, la música es suave y agradable, se tocaba con dulzaina y tamboril y se bailaba con movimientos de vaivén y circulares..."


 

ESTRIBILLO
Agua va, agua va y agua viene
agua va y el molino, no muele

EL MOZO DE BUENAS
Tienes una cinturica que anoche te la medí
con vara y media de cinta
catorce vueltas le dí

ESTRIBILLO

EL MOZO DE BROMA
Tienes una cinturica, que anoche te la medí
con la cincha de la burra
y la tuve que añadir
 
ESTRIBILLO
 
 

domingo, 2 de enero de 2011

Juegos Populares

Los juegos populares forman parte de la cultura de los pueblos. Transmitidos de generación en generación, van siendo tristemente desplazados por el cada vez más omnipresente mundo digital, y es por ello, que en plena "Era Pokémon", sintamos algo muy especial cuando vemos a algún niño jugando con algo tan simple como un palo o una piedra. Es entonces cuando se avivan los recuerdos de aquellos juegos de grupo, en los que la habilidad no se medía por el vertiginoso manejo del joystick. Veamos algunos ejemplos:


La Rayuela
Se marca una línea en el suelo, de manera que los jugadores se sitúan a una distancia de la misma para lanzar monedas hacia ella.
El jugador que quede más cerca de la línea, tras elegir cara o cruz, lanza las monedas a lo alto ganando las que coincidan con su elección al caer al suelo.
Las que queden son lanzadas por el segundo y así sucesivamente.





La Tajuela
Hecho un circulo en el suelo, se colocan en el centro del mismo las vistas (por ejemplo ilustraciones de cajas de cerillas).
Se lanza la tajuela (pequeña lonja de pizarra) con el objeto de sacar el mayor número posible de vistas del circulo, pues las que salgan serán para el jugador que ha lanzado la tajuela.
El turno de lanzamiento lo determina la distancia de la tajuela a las vistas.



La Billarda
Se juega con dos palos: uno corto de un palmo de largo aproximadamente “billarda” con los extremos rebajados ó en punta, y el otro largo “palén” media entre medio metro y un metro de longitud.
Golpeando con el palén en un extremo de la billarda, ésta salta en el aire, debiendo ser nuevamente golpeada (entallada) con el palén, para que salga disparada lo más lejos posible.
Cuando caiga al suelo y desde su nueva ubicación, la billarda deberá ser entallada por el mismo jugador hasta completar una serie de tres golpes, tras los cuales habrá de medirse la distancia desde el círculo a la posición final de la billarda, usando para ello el palén. El juego seguía por turno hasta que alguien llegase al número de varas que se había acordado al principio del juego.



La Calva
Su práctica se remonta a los tiempos de los Íberos y los Celtas.
Era un deporte propio de pastores, los cuales se entretenían lanzando un canto rodado a un cuerno de vaca. Con el paso del tiempo el juego se fue sofisticando sustituyendo el cuerno de vaca por una pieza de madera, llamada "calva" y el canto rodado por un cilindro de hierro o acero, llamado "marro".



Los Quintos

En 1770, Carlos III instauró en sistema de reclutamiento forzoso por el sistema de "quintas" mediante el cual, uno de cada cinco mozos de una localidad era llamado a filas.

Todos los mozos nacidos en el mismo año componían lo que se llamaba "la quinta" de ese año.

A lo largo del año en que cumplían los 20 de edad, debían de llevar a cabo una serie de actos tradicionales hasta su ingreso o no en filas, y que comenzaban en Noche Vieja con una gran hoguera en la plaza del pueblo, la bebida recomendada para soportar las bajas temperaturas propias de la época del año y un buen tamboril.

Cuando los quintos consideraban que el pueblo dormía comenzaban a cantar puerta por puerta "los aguinaldos" y que mas o menos decían así:

Estas puertas son de hierro
aquí vive un caballero.
Estas puertas son de palo
aquí vive un hombre honrado.

Las estrofas podían variar siempre que rimaran, pero el estribillo era el mismo.

Revolaba la paloma
por encima del tejado
y a la mañana temprano
que nos den el aguinaldo.


Estas canciones terminaban casi siempre con un

¡Vivan los quintos!

Como dice el estribillo, por la mañana temprano volverían a recorrer todo el pueblo puerta por puerta, donde por regla general eran bien recibidos, los quintos ofrecían una copa de anís o aguardiente y el vecino de turno les daba el aguinaldo que creyera conveniente.

Tras haber pasado la noche en vela y después de recaudar el aguinaldo, se acostaban un poco para descansar y se reunían de nuevo para, después del baile de Año Nuevo, hacer una buena cena, con lo que terminaba esta única e inolvidable noche para los quintos.

El día que los tallaban, se celebraba el "baile de los quintos" y a partir de aquí a esperar el día del sorteo en el que la alegría de cada uno estaba subordinada al destino que le hubiera correspondido.

sábado, 1 de enero de 2011

La Fiesta

En el año 1.128 nació en Burgos un varón, que con su manita derecha trazó la bendición episcopal sobre padres, familiares y amigos, testigos de su nacimiento.

En su bautismo aparecen unos ángeles en las alturas del templo y una voz que dice: "hoy ha nacido un niño, que en gracia no tiene igual", mientras a la pila bautismal, desciende un joven , que dice: "se llamará Julián".

Realizó sus estudios primarios en Burgos y superiores en Palencia. Su brillante expediente le llevó a ser nombrado, con solo 25 años, profesor de Filosofía y Teología de la Universidad de Palencia.

Se marcha a vivir a Burgos en una humilde casa, que construye fuera de la ciudad, donde le espera una vida de retiro, preparación para el sacerdocio y el apostolado.

Mas tarde se ordena sacerdote junto con su criado Lesmes, con quien marcha a predicar por toda España.

En 1.191 es nombrado Arcediano de la Catedral de Toledo, y en 1.196 con 68 años y bajo el reinado de Alfonso VIII, es nombrado Obispo de Cuenca. Camina acompañado de su criado y capellán Lesmes desde Toledo hasta Cuenca, entrando en la ciudad durante la noche para evitar a la multitud que le esperaba.

Realizó una labor apostólica y misionera por toda la provincia, preocupándose de los mas necesitados independientemente de su religión.

Un día, que las paneras de sus limosnas estaban vacías ocurrió que fueron llenadas milagrosamente de trigo.

Foto   José Francisco Falcón

Tenía por costumbre retirarse a una cueva situada en el Cerro de la Majestad, y a la que denominaba "el lugar de mi tranquilo día", por lo que es conocida como "cueva de San Julián el Tranquilo". En ella había un manantial en el que humedecía el mimbre con que hacía unas cestillas, que repartía entre los pobres. En este lugar fue construida una pequeña ermita en su honor.

Murió el 28 de enero de 1.208 y fue canonizado por el Papa Clemente VIII, por el Breve de 18 de octubre de 1594. Su sepulcro se encuentra en la Catedral de Cuenca, y según parece, existió una reliquia suya en la Iglesia de Videmala.





 


El 28 de enero es San Julián, y en esa fecha debería ser celebrada la fiesta de Videmala, pero ésta se trasladó a primeros de septiembre por cuestiones climatológicas y porque ya se han acabado las faenas de verano.

Actualmente se ha vuelto a cambiar la fecha a finales de agosto, (el último fin de semana) para que pueda ser disfrutada por el mayor número de guímaros posible.


Viene siendo habitual, que la víspera del Día Grande se realicen actividades para los más pequeños, con diversas atracciones disfrutadas tambien por los más grandes: Un tren que recorrerá las calles de la villa, dos castillos hinchables, (uno para los más “trastos” y otro para los aspirantes) y para finalizar se descorcha la fiesta de la espuma, donde el que no se moja es porque no quiere.

Amenizará la velada, una orquesta moderna, cuyo "teneblario" fue instalado en la céntrica Plaza de España, para que nos movamos como mejor sepamos, al son que nos toquen.


Al día siguiente, temprano, canta el gallo y nadie lo oye, por eso la alborada recorre las calles con la música cuyas notas despertarán a mas de uno y servirán de acompañamiento a los actos más relevantes de la jornada.

Llamados por las campanas y acompañados por la dulzaina, acudiremos a la procesión previa a la misa en honor del Santo Patrón, cuya imagen recorre las calles precedida del ondeante pendón del pueblo.


Una vez terminada la misa, nos dirigimos a la puerta del Ayuntamiento, que nos ofrece el tradicional vermouth, y donde podremos ir calentando con las jotas y pasodobles con que una vez más, nos deleitan la dulzaina, el bombo y el redoblante.




Ya por la tarde, solían tomar la alternativa algunos mozos y mozas, en la plaza monumental de la era. Las vaquillas, festival taurino y a veces caprino (dependiendo del tamaño de las vacas), suele congregar al mocerío del propio Videmala y algunos pueblos limítrofes, que se lanzan al ruedo con la esperanza de dar algún pase de pecho, de espalda o de lo que se pueda, (siempre hay quien merece un pasodoble).



Por la noche, y hasta altas horas de la madrugada, suenan nuevamente los acordes electrónicos de moda, a manos de otro grupo musical cuya calidad podremos comparar con el de el día anterior.

Antiguamente y hasta no hace demasiado tiempo, el baile tenía lugar en la era y no sólo de carácter nocturno, sino que se ofrecían varias sesiones de mañana, tarde y noche.

La fiesta del pueblo podrá ser mejor o peor, habrá mas o menos actividades, nos gustará más o menos la orquesta, pero siempre será una buena ocasión para encontrarse con familiares y amigos a los que probablemente hace mucho que no vemos, y por tanto, si Dios quiere y el tiempo no lo impide, haremos lo posible por asistir en años venideros.

Os esperamos.

La Matanza

Antiguamente era habitual que cada familia criara un par de cerdos destinando uno para consumo propio y otro para venderlo, de manera que los productos obtenidos de la misma, constituían la base alimenticia de todo el año.

El cerdo era alimentado con mondas de patata, remolacha, berzas... hasta que a finales de noviembre o primeros de diciembre, había engordado lo suficiente para proceder a su sacrificio, además en esta época del año se curaran mejor los alimentos gracias al frío seco (hay que evitar la humedad), y la ausencia de moscas evita que se eche a perder la carne.

La matanza suele durar tres días de arduo trabajo de mañana y tarde, en los que cada miembro de la familia tiene un cometido que cumplir.

Los preparativos comienzan en realidad dos días antes de la fecha elegida para el sacrificio, ya que hay que poner en remojo los añejos (codillo y oreja del año anterior) para la preparación de la chanfaina, y en la víspera se miga el pan para el mondongo de las morcillas.


1ª jornada

Llegado el día de la matanza hay que levantarse temprano, desayunar bien para coger fuerzas y conducir al marrano hasta el lugar elegido para el sacrificio, que solía ser un banco de madera al que había que subir al animal con no poco esfuerzo y peligro. Esta tarea era muy delicada, pues el animal debía quedar perfectamente inmovilizado.

Actualmente, el Real Decreto 54/1995 sobre protección de los animales durante el sacrificio, determina la obligación de aturdir previamente al animal, con la finalidad de ahorrar sufrimiento al mismo.

Tras clavar el cuchillo, se recoge el chorro de sangre en un recipiente (caldero). Esta sangre servirá para hacer las morcillas, por lo que habrá que darle vueltas para que se mantenga liquida, pero si algo se coagula (y siempre algo se coagula) servirá para preparar la famosa chanfaina que constituye el primer plato del día.

Sobre una cama de paja se procede a chamuscar el marrano para eliminar el vello y tras descalzarlo (quitarle las fundas de las pezuñas que son lo único desechable) se raspa la piel con un ladrillo, piedra o corcho hasta que quede limpia.

Colocado de nuevo en el banco, se hace una incisión cortando el tocino desde la barbilla al rabo, luego el manto que recubre las tripas teniendo cuidado de no cortarlas, extrayendo éstas y el resto: corazón, pulmones, bazo, hígado (al que se le quita la hiel) y la vejiga que era usada por los niños como balón una vez hinchada.

No se puede comer ninguna parte del marrano sin que el veterinario haya analizado unos trozos de carne de las mollejas y de los pilares del diafragma.

Una vez obtenido el visto bueno, no tardará en caer alguna pintica de vino, acompañada de la rica chicha asada que hará las delicias de los más exigentes paladares, mientras algún rapaz mira con ojos ávidos el rabo y las orejas deseando hincar el diente.

Las mujeres solían ir al arroyo a lavar las tripas que servirían para embutir los chorizos.

Vacío y limpio de sangre, el cerdo, se cuelga boca abajo con unos palos atravesados que lo mantienen abierto para que se enfríe con la helada, y sobre las cuales se tienden los mantos con los que se hará la manteca.

Ya por la tarde, se hacen unas 25 morcillas con el intestino grueso del cerdo.


2ª jornada

Con sumo cuidado, unas manos expertas procederán al despiece del animal, separando lomos de tocinos, jamones, carnes, costillas, espinazo, etc. de manera que las piezas salgan enteras. La carne destinada a los chorizos se corta en tiras depositándola en la artesa.

Se cubren los jamones, las paletillas, los tocinos, barbados, careta, espinazo, cabeza y huesos que no se hayan utilizado en la fabricación de los botillos (estómago del cerdo relleno) con abundante sal gorda, y se colocan en lugar seco, permaneciendo así durante semanas, para que suelten todo el líquido. Cuando los jamones han tomado la sal, estarán listos para ser colgados exponiéndose al humo en la cocina de leña.

Por la tarde se pica la carne para hacer los chorizos, usando para ello una máquina de manivela que servirá también para embutir.

"La carne en calceta, que la coma el que la meta" se oye decir a alguien mientras unas manos curtidas por el tiempo amasan el picadillo envuelto con pimentón, orégano, ajos y sal en sus justas proporciones: 2 gramos de pimentón y otro tanto de sal por cada kilo de carne.

El picadillo deberá permanecer en adobo al menos veinte horas antes de ser enchorizado.

De los mantos picados y derretidos al fuego en la caldera de cobre, obtendremos la manteca y los chicharrones que usaremos para preparar el suculento postre del día: los torrejones


3ª jornada

En el tercer día, tras un suculento desayuno a base de torrejones, se procede a enchorizar la carne en la tripa.

Antiguamente se hacía a mano con un embudo, pero en la actualidad se usa la misma máquina que utilizamos para picar la carne.

Se atan los chorizos, se pinchan para que salga el posible aire que haya podido entrar en ellos y se cuelgan en el pequeño "museo del embutido" que cada familia tiene en la cocina, donde se curarán con el humo de la lumbre.



Los mismos ingredientes que se emplean para adobar la carne en calceta, se usarán para adobar los lomos, botillos, costillas y barrigadas que serán colgados para su curación junto a los chorizos.

Videmala en el Catastro de la Ensenada (1751)

Imágenes del manuscrito por cortesía de José Falcón 
traducción de Francisco Ramos Pichel  http://videmalalba.blogspot.com/

Auto para la satisfacción de las Respuestas Generales

En el lugar de Vidimala, jurisdicción de la villa de Carbajales, a primero día del
mes de diciembre de mil setecientos y cincuenta y uno, estando presentes ante dicho Sr. Juez subdelegado Mathias Santos, alcalde ordinario, Francisco Rodríguez y Bartholome Bartholome regidores, Juan Antón el Mayor y Antonio Toruelo, sus asociados, Juan Morán y Joseph Vicente, peritos nombrados por el dicho Sr. Juez, con asistencia de Don Ángel Tineo theniente de párroco de este lugar, habiéndoles leído por mí el escribano las cuarenta preguntas del interrogatorio, quedando todos bien instruidos y reiterando el juramento, las prometieron satisfacer y satisficieron en la forma siguiente:

Se llama el lugar Bidimala, jurisdicción de la villa de Carbajales.

Que es de señorío y pertenece al Conde de Alba de Aliste, que hoy goza el Excmo. Señor Conde de Benavente y por tal percibe el derecho de novena parte de todos los frutos de granos que aquí se cogen, de las crías de los ganados lanar y cabrío, y lana que de ellos se corta; también percibe de cada vecino por razón de vasallaje una gallina y veinte y un maravedíes en cada un año, que de todo le asciende el producto anual regulado en un quinquenio a tres mil sesenta y tres reales y once maravedíes vellón en esta forma: Dos mil cuatrocientos noventa y seis reales y once maravedíes por la novena parte de los frutos de granos, por la de las crías de los ganados lanar y cabrío trescientos y veinticuatro reales, por la de lana cinto y diez y seis reales, y por el fuero de la gallina y veinte y uno los ciento setenta reales restantes.

De Levante a poniente tiene el término de este pueblo tres cuartos de legua, del Norte al Sur otros tres cuartos de legua y de circunferencia algo más de tres leguas. Por la parte de Levante linda con el término de Villanueva de los Corchos, por la de Poniente con el del lugar de Bermillo, por el de medio día con el de la villa de Zerezal y por el Norte con el de la villa de Carbajales y tiene la siguiente figura:
                       Carbaxales
                            (N) 
      Bermillo   (W)     (E)   Villanueva de los Corchos  
                            (S)
                        Zerezal


Las tierras del término son: corta cantidad de tierra de regadío para lino, prados y cañadas de pasto, un monte alto de robles, matorrales, tierra inculta y algunas cortinas y prados cerrados.

Las tierras de regadío producen sin intermisión y las de secano de pan, de primera y segunda calidad tienen un año de descanso, y las de tercera cuatro años.


y en el término tierras de buena, mediana o inferior calidad.




Hay algunas piezas de tierra que llaman cortinas, prados y huertos cerrados, y en ellos como novecientos árboles silvestres, grandes y pequeños, de chopos y negrillos, y no hay ningún plantío en las heredades.

No hay más árboles que los expresados en la respuesta antecedente.

Los árboles arriba dichos están puestos sin orden en las referidas cortinas y prados.


Sólo se usa en este pueblo de la medida de carga, que se divide en cuatro fanegas, la fanega en dos ochavas, la ochava en dos alqueres, el alquer en tres celemines, y el celemín en cuatro cuartillos. Consta la carga de tierra de mil y seiscientos estadales de cuatro varas castellanas cada uno, y en cada carga de tierra de primera calidad se siembra tres fanegas y media de centeno, y de trigo cuatro fanegas, en la de segunda calidad tres fanegas de centeno, y en la de tercera dos fanegas y media. En la carga de tierra de regadío se siembran dos cargas y media de linaza.

10ª
Hay de consistencia en todo el recinto del término seiscientas cargas de tierra en sembradura, las quinientas once cargas y una fanega rompidas (roturadas) y de ellas las ciento y diez cargas de buena calidad, inclusas seis cargas de cortinas muradas; ciento y cuarenta cargas, una fanega y seis celemines de mediana calidad, y doscientas y sesenta cargas, tres fanegas y seis celemines de tercera calidad.
De tierras de huertos de regadío cuatro cargas y tres fanegas.

De prados de particulares de siego una carga, dos fanegas y seis celemines.

De prados y cañadas comunes de pasto veinte y ocho cargas, una fanega y seis celemines y toda es de igual calidad en su especie.

Y las treinta y siete restantes de tierra inculta de matorrales y peñas, las que igualmente son de una uniformidad y acidez.


11ª
Sólo se coge en este pueblo las especies de grano de trigo y centeno en las tierras de pan, y en las de regadío, lino, porque la experiencia tiene acreditado que en sembrando en el término otra semilla no la produce.

12ª
La carga de tierra de buena calidad a una ordinaria cultura se considera da un año con otro cuatro cargas de trigo, y sembrada de centeno otras cuatro, la de medina calidad tres cargas de centeno, y otras tres la de tercera calidad.

La carga de cortinas muradas que es en donde regularmente se siembra el forraje para los ganados de la labranza, se considera su producto igual al regulado a la carga de tierra de buena calidad.

La carga de tierra de regadío se considera da todos los años cien manos de lino y la misma linaza que se siembra.

La carga de prados de siego se considera da todos los años diez carros de yerba.

Los montes alto, prados y cañadas comunes de pasto y tierra inculta no hay práctica de que den útil alguno, ni por arrendamiento de yerbas, bellota o corte de leña por ser comunes para el pueblo y los demás del partido y tierra de la villa de Carbajales, pero declaran que si se hubiera de arrendar valdría la carga de pasto de las cañadas y prados qince reales, la de monte alto en diez reales y la inculta de matorrales y peñas dos reales por ser muy árida.
13ª
No hay más árboles que los expresados al número sexto y no producen cosa alguna por ser unos y otros de inferior calidad e infructíferos en el todo.

14ª
Un año con otro tiene de valor la carga de trigo setenta y dos reales vellón. La de centeno cuarenta y cuatro, una mano de lino tres reales. Un cordero ocho reales, un cabrito ocho reales, una arroba de lana veinte y cinco reales. Un carro de yerba quince reales. Una gallina dos reales, un pollo veinte y cuatro maravedíes, un enjambre diez reales. Que son las especies que se crían en este pueblo y su término.

15ª
Del fruto que se recoge en las tierras se paga el diezmo y de las crías de los ganados lanar y cabrío y lana que se corta; la mitad al cura párroco y la otra mitad a dicho Conde como señor del pueblo. También de los que se nominan diezmos verdes, a saber, cerdas de cría, pollos, lino, hortaliza, garbanzos, leche y enjambres. Por cada cría de caballería mayor cuarenta maravedíes, por la de menor veinte maravedíes, por la de ganado vacuno diez maravedíes, y si se vende algún forraje un real de cada diez de su importe, lo que así mismo parten por mitad dicho párroco y señor.

Se paga una ochava de primicia a la iglesia de cada especie en llegando a veinte la cosecha.

Se paga una ochava de centeno al apóstol Santiago en llegando a veinte la cosecha del labrador.

Además de lo referido se halla impuesto sobre las tierras del término el derecho del noveno que queda expresado al número segundo.

16ª
Un año con otro ascienden los diezmos a cuatro cargas, una fanega y cinco celemines de trigo, cuarenta y cuatro cargas, dos fanegas y diez celemines de centeno; cuarenta crías y media de lanar y cabrío y cuatro arrobas y diez y seis libras de lana. Y los diezmos verdes a ciento sesenta reales, que el valor de todo asciende al año a tres mil diez y seis reales y once maravedís.

La primicia un año con otro asciende a cinco cargas de centeno que valen doscientos y veinte reales.

El voto de Santiago asciende a las mismas cinco cargas de centeno que valen los propios doscientos y veinte reales.

El noveno que se paga al señor asciende igualmente a lo mismo que el diezmo, por ser costumbre en este pueblo que a un mismo tiempo se diezme y se pague dicho derecho, juntándose el que tiene el cargo de la recolección de lo perteneciente al párroco y el de la del señor, y aquel percibe una parte y este tres, las dos por novena y la otra por la mitad del diezmo.

17ª
Hay cinco molinos harineros en término de este lugar y arroyo que llama de Riego Malo, que el uno está situado al sitio que llaman la Llamera, de una muela, que pertenece a Pascual Ramajo, menores de Pedro Turuelo y a Pedro Rodríguez, vecinos de este lugar, muele cuatro meses y se le considera su útil en tres cargas de centeno.

Otro al sitio que llaman la Boca de las Pepinas, en el arroyo dicho, que pertenece a Juan Espino, vecino de este lugar, de una muela, muele cuatro meses al año y su útil al año se considera en las propias tres cargas de centeno.

Otro en el sitio que llaman el Picón de los Carriones(?) que pertenece a Juan Antón, vecino de este lugar, de una muela, muele cuatro meses al año y su útil se considera en cuatro cargas de centeno por estar en mejor situación.
Otro en el sitio que se dice la Boca del Agua Buena, de una muela, que pertenece a Agustín Machado, vecino de este lugar, muele cuatro meses al año y su útil se considera al año en dos cargas y media de centeno por estar en inferior situación.

Y el otro a do llaman el Tornico que pertenece a Francisco Alphonso, Manuel Alphonso, herederos de Diego y de Juan Alphonso, vecinos de este lugar, de una muela y muele los mismos cuatro meses, considérase su producto anual en dos cargas y media de centeno.

No hay batanes, salinas ni otro algún artefacto en el término.


18ª
y el esquilmo que producen ciento y ochenta y nueve carneros, setecientas y diez ovejas, trescientos y veinte y dos corderos, cuatrocientas ochenta y seis cabras, doscientos treinta y siete cabritos y cuarenta castrones, que son de Antonio Bara, Antonio Toruelo, Andrés Santos, Antonio Falcón, Bartholome Bartholome, Domingo Toruelo, Domingo Juan, Francisco Rodríguez, Francisco Alphonso,, Francisco Juan, Francisco Falcón, Francisco Toruelo, Juan Domínguez, Juan Espino, Juan Antón, Juan Gago, Joseph Antón, Lorenzo Martín, Lorenzo Vicente, Manuel Rodríguez, Mathias Santos, Matheo Núñez, Martín Gago, Miguel Castaño, Pedro Rodríguez el Mayor, Pedro Rodríguez el menor, Pedro Batholome, Santiago Rodríguez, Andrés Enríquez, Pedro Fernández, Josepha Muga, María Toruelo, Juana Santos, viudas, y la Cofradía de las Benditas Ánimas. Considerándose el que produce al año cada carnero, en cuya clase van inclusos los que se llaman borregos, en dos libras y media de lana unos con otros, a cada oveja de cría, machorra y borrega libra y media una con otra, a cada cordero un cuarterón de añino, ocho reales por su valor y otros ocho a cada cabrito, que es el producto total de la cabra por no esquilmar la leche para vender ni hacer queso. Que la utilidad de todo al año regulado a este respecto asciende a seis mil y noventa reales vellón, y lo que particularmente corresponde a cada individuo es como sigue:

Carneros Ovejas Corderos Cabras Cabritos Castrones Reales v

Antonio Vara 2 3 3 18 6 1 82 ½
Antonio Toruelo 65 203 60 44 22 35 1138
Andrés Santos 16 38 22 - - - 278 ½
Antonio Falcón - 3 2 14 5 - 61
Bartholome Bartholome - 8 5 1 1 - 61 ¼
Domingo Toruelo 26 5 1 42 18 53 224 ¾
Domingo Juan 7 - - - - - 17 ½
Francisco Rodríguez - - - 8 3 2 24
Francisco Alphonso - 12 3 22 4 - 74 ½
Francisco Juan - 2 2 - - - 19 ½
Francisco Falcón - - - 26 9 - 72
Francisco Toruelo - - - 64 26 2 208
Juan Domínguez - 10 5 - - - 56
Juan Espino - - - 25 17 8 136
Juan Antón 5 13 6 - - - 81 ½
Joseph Antón - 61 24 7 12 1 394 ½
Juan Gago - 5 4 1 1 - 48 ½
Lorenzo Martín - - - 12 6 - 48
Lorenzo Vicente - - - 11 7 - 56
Manuel Rodríguez - - - 45 24 11 192
Mathias Santos - 8 3 - - - 36 ¾
Matheo Núñez - 150 90 - - - 967 ½
Martín Gago 24 60 28 9 3 - 405
Miguel Castaño 2 16 6 2 - - 78 ½
Pedro Rodríguez el Mayor - 22 10 - - - 115 ½
Pedro Rodríguez el menor 2 14 9 - - - 100 ¼
Pedro Bartholome - 10 6 - - - 64 ½
Santiago Rodríguez - - - 60 40 9 320
Andrés Enríquez - - - 35 11 - 88
Pedro Fernández - - - 4 1 - 8
Josepha Muga - 8 4 - - - 45
María Toruelo - - - 9 4 - 32
Juana Santos 5 23 14 27 17 15 299 ½
La Cofradía de las Ánimas 35 30 15 - - - 256

189 710 322 186 237 140 6090

NOTA: En la relación de María Toruelo se expresa además de su ganado, veinte y ocho cabras y ocho cabritos, y su esquilmo 64 reales que es más aumento al total de este artículo.

No hay casa alguna de esquileo en el pueblo y su término.

19ª
Hay veinte y una colmenas en término de este lugar que pertenecen una a Joseph Antón, tres a Juan Antón, cuatro a Josepha Muga, tres a Francisco Alphonso, ocho a Francisco Mancio y las dos restantes a Antonio Toruelo.

Se regula el producto anual de cada colmena en tres reales vellón.

20ª
Hay ochenta y cuatro bueyes, ciento veinte y tres vacas y veinte y cuatro crías de este año.

Ocho yeguas con cuatro crías de este año, las dos de mular y se considera que un año con otro darán las mismas cuatro crías: dos de mular, una potranca y un caballo potro, y su valor se regula a la de mular trescientos y cincuenta reales, a la potranca ciento y treinta y al caballo potro ciento y veinte. Otra yegua y dos caballos para albardón.

Quince pollinos, treinta pollinas con nueve crías de este año. Ciento y setenta y cinco cerdos camperos. Noventa y seis de ceba.

De lo referido en esta partida no se hace granjería, pues sólo sirve para el ministerio de la labranza.

No hay vecino que tenga cabaña ni yeguada que paste fuera del término.

21ª
Hay con casa abierta en este pueblo cincuenta vecinos, doce viudas y una moza soltera que tienen hacienda en él y su término.

22ª
Hay setenta y nueve casas en este pueblo: las setenta y una habitadas, tres son habitadores y quince arruinadas por imposibilidad de sus dueños que lo son María Torrado, Pedro Rodríguez, Juan Antón, herederos de Andrés Piorno, Gerónima Torrado, herederos de Alonso Blanco, Juan Castaño, Pedro Bartholome el menor, Josepha Muga, Antonio Bara, Antonio Toruelo, Martín Gago, vecinos de este lugar, Lázaro Sardina vecino de Palacios, y a Pedro Calvo vecino de Fonfría.

Paga cada vecino al referido Conde por el fuero de el hogal o vasallaje la gallina y veinte y un maravedíes que queda expresado al número segundo.

Hay una era de concejo por la que no se paga cosa alguna y después de trillado el pan sirve para el pasto de los ganados, cuyo recinto va incluso en la consistencia de prados y cañadas comunes.

23ª

No tiene el común posesión ni otro efecto alguno que le sirva de propios solo si el monte alto de robles, matorrales, tierra inculta y prados y cañadas comunes que dejan declarados y no le rinde utilidad alguna como consta de testimonio.

No hay, ni han oído a sus mayores que jamás haya habido en el pueblo, pósito de granos para su beneficio ni otro motivo.

24ª
El Común de este pueblo no desgasta sisa ni otro algún arbitrio.
25ª
Como el Común no tiene propios algunos los gastos que se ofrecen de salario de escribano, penas de cámara y gastos de justicia verederos y otros, que su importe asciende a ochenta y siete reales, treinta y un maravedíes, se reparte entre los vecinos por cabezas y ganados y se satisface bajo el pie de la Contribución Real, como también un maravedí por razón de conducción de cada real de su importe, como consta de testimonio que acompaña.

26ª
No tiene el Común censos ni otros cargos a que responda.

27ª
Paga anualmente este pueblo ciento y cincuenta reales de servicio ordinario y extraordinario, ciento diez y ocho reales y dos maravedíes por alcabalas, ciento y ochenta y ocho reales de cientos, doscientos sesenta y un reales y doce maravedíes de sisas, y setenta reales y quince maravedíes de utensilios.

28ª
Las alcabalas de este pueblo se hallan enajenadas de inmemorial tiempo a esta parte y las percibe el Conde de Benavente como Conde de Alba de Aliste, señor de él, no saben ni han oído decir a sus mayores porqué título o razón, y anualmente le ascienden a los ciento y diez y ocho reales y dos maravedíes que en la antecedente se expresan.

29ª
No hay en el pueblo ni su término taberna, carnicería, abacería, puentes, barcas ni demás que incluye la pregunta.

30ª
No hay hospital alguno en este pueblo.

31ª
No hay ningún cambista, mercader de por mayor ni quien beneficie su caudal por mano de corredor u otra persona.

32ª
A Francisco Mancio, sangrador, se le considera de utilidad al año por su oficio quinientos reales vellón.

A Juan Lorenzo, tejedor de lienzos, doscientos reales.

A Pedro Fernández, tejedor de lienzos, por su oficio trescientos y cincuenta reales.

A Pascual Prada, herrero, por su oficio cuatrocientos reales.

No hay ningún tendero de paños, ropas de oro, plata, seda, lienzos, especiería, ni médico boticario, escribano ni arriero.

33ª
Al herrero referido en el artículo antecedente se le considera de jornal al día, trabajando meramente en su oficio, tres reales vellón, y lo mismo al sangrador.
A cada uno de los dos tejedores de lienzo tres reales vellón.

No hay otra alguna persona que su ocupación comprenda ningún otro arte de los mecánicos.

34ª
No hay ningún vecino en el pueblo que haga arrendamientos dentro ni fuera del término de tierras u otros efectos, y si algunos arriendan algunas a otros vecinos menores se hacen verbalmente y la renta es al respecto de que por cada dos cargas de las tres especies se paga una ochava de centeno al año.

35ª
Hay en el pueblo cuarenta y dos labradores, a los que se les considera tres reales de jornal al día.

Hay cuatro jornaleros a los que se le regula de jornal al día dos reales.

Hay siete criados para el ministerio de la labranza y ganados a los que se les considera el mismo jornal de dos reales.

36ª
No hay en este pueblo pobre alguno de solemnidad.

37ª
No hay en el pueblo individuo alguno que tenga embarcaciones, ni en mar ni en río, para porte ni pesca.

38ª
Hay un eclesiástico llamado Don Ángel Tineo que sirve de theniente párroco en el pueblo.

39ª
No hay convento alguno en el pueblo.

40ª
No tiene el Rey en el pueblo ni su término finca o renta que no corresponda a las Generales o Provinciales.


Y para que conste ser lo arriba relacionado arreglado a toda verdad y formalidad, lo firmaron los que supieron y por los que no un testigo en su merced junto con dicho señor cura párroco e yo el escribano doy fe. Don Salvador de Rojas Manríquez. Don Ángel Tineo. Por la Justicia y Asociados. Don Ángel Tineo, Juan Morán, Joseph Vicente. Ante mí: Francisco Manuel Días de Quijano.



Es copia de su original que queda en la Contaduría Pral. Ramo de la Única Contribución de mi cargo lo que certifico en Zamora a treinta de Henero de mil setecientos cincuenta y cuatro.

Miguel de Altarriba